El icónico edificio de “La Rotonda” de la Facultad de Medicina de la Universidad de El Salvador será remodelado por tercera vez desde su construcción en 1913. Esta renovación representa un hito significativo para la institución y para toda la comunidad estudiantil y académica que reciben en este recinto sus clases, prácticas de laboratorio o clínicas.
La Rotonda ha sido testigo de innumerables eventos naturales y sociales y ha albergado a generaciones de estudiantes universitarios. Su diseño arquitectónico neoclásico y su ubicación privilegiada en el corazón de la capital salvadoreña lo convierten en un lugar de encuentro y referencia para la comunidad educativa.
“El edificio posee un valor arquitectónico y cultural incalculable”, dijo la decana de la Facultad de Medicina, Msc. Josefina Sibrián. Agregó que “data del siglo XX y es un monumento nacional que forma parte de toda la arquitectura histórica que tiene nuestro país, al igual que el Hospital Rosales y otros edificios emblemáticos que forman parte de toda una línea cultural”
Por otra parte, la decana Sibrián recuerda que en el interior de La Rotonda “se instauró nuestra institución y se estableció la primera Escuela de Medicina”.
La primera etapa de remodelación busca devolver el antiguo esplendor al icónico edificio y, para ello, en el proyecto “Reparaciones varias en el edificio Rotonda y Anexo de la Facultad de Medicina de la UES” se invertirán $443,410.20. Se espera que tenga una duración de seis meses y finalice a principios de octubre.
El Vicerrector Administrativo de la UES, Msc. Juan Rosa Quintanilla, detalló que primero se intervendrán el techo, los cielos falsos, las bajadas de aguas y el sistema de iluminación del segundo nivel, ya que se busca preservar la estructura original con la seguridad y durabilidad del edificio a largo plazo y, al mismo tiempo, adaptarla a las necesidades y estándares modernos que estén en función de la comunidad universitaria.
El proyecto de remodelación ha sido recibido con alegría por parte de la comunidad universitaria, debido a que será renovado y revitalizado. Se perfila como un símbolo del compromiso de la universidad con la excelencia académica y la preservación de su patrimonio histórico y cultural.
Valor simbólico y cultural
El origen de La Rotonda se remonta a 1911, aunque no se ha logrado encontrar una ficha patrimonial sobre el edificio, su importancia histórica no pasa desapercibida.
El Msc. Alfredo Ramírez, coordinador de la Licenciatura en Historia de la Universidad de El Salvador, destaca que uno de los personajes más destacados relacionados con la construcción del inmueble fue el ex presidente Dr. Manuel Enrique Araujo. Este cirujano, graduado en Inglaterra, estaba convencido de que la Escuela de Medicina debía estar cerca del Hospital Nacional Rosales, prácticamente anexa a este. Así, el Dr. Araujo tuvo una influencia significativa en la materialización de la infraestructura.
Alguno de los aspectos simbólicos más destacados de La Rotonda ocurrió en 1911, en vísperas del centenario del grito de independencia de El Salvador, el Dr. Araujo colocó la primera piedra del edificio. Sin embargo, según registros de diarios oficiales de 1891, ya se mencionaba la idea de construir un edificio anexo, 20 años antes de la colocación de la primera piedra. El acuerdo de ese año hace referencia curiosa a «la enseñanza del arte de curar’ según relata el historiador.
Ramírez enfatiza que la fecha de inauguración en 1913 marca el inicio de la edad del edificio. Durante los primeros años de funcionamiento, el edificio fue testigo de una serie de terremotos ocasionados por la erupción del volcán de San Salvador, lo que resultó en graves daños que lo catalogaron como inhabitable y lo dejaron en desuso en 1917.
Sin embargo, el 1 de marzo de 1936, La Rotonda fue reinaugurada tras una reconstrucción, y desde entonces ha tenido una nueva vida y ha sido utilizado de manera sostenida hasta la actualidad, afirma Ramírez.
En cuanto a su diseño arquitectónico, se atribuye a Francesco Durini, quien también es conocido por haber construido muchas de las estatuas del centro histórico de San Salvador en esa época. Durini es un personaje reconocido en la historia salvadoreña y su trabajo dejó una huella significativa en la arquitectura local, incluyendo La Rotonda, según señala el historiador.
Originalmente, este edificio denominado “Escuela de Medicina Dr. Emilio Álvarez” en honor a un renombrado médico colombiano. El Dr. Álvarez, quien se convirtió en una figura muy querida y adoptada por los salvadoreños, tuvo una destacada participación en los primeros años del Hospital Rosales, aunque lamentablemente falleció en 1906 sin llegar a presenciar la construcción de La Rotonda, concluye el historiador.
La Rotonda, con su rica historia y significado cultural, se mantiene como un testimonio tangible del legado médico y arquitectónico de la UES a El Salvador, que a lo largo de los años, ha sido testigo de importantes avances en el campo de la medicina y hoy alberga la Escuela de Posgrado de la Facultad de Medicina como muestra de un espacio fundamental para la formación de profesionales de la salud.