Históricamente la participación de las mujeres en la ciencia ha enfrentado serios desafíos, por la falta de oportunidades, la sobrecarga de trabajo, la desaprobación de sus aportes, así como dificultades para obtener financiamiento. Además, sus esfuerzos han sido invisibilizados y en algunos casos, usurpados por terceros.
Este 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Para conocer, el trabajo de las mujeres universitarias, El Universitario conversó con algunas académicas de la Universidad de El Salvador que realizan diferentes aportes a la sociedad salvadoreña.
Morena Martínez
Docente-Investigadora de la Facultad de Química y Farmacia
Es Licenciada y Maestra en Química por la Universidad de El Salvador.
Su interés por estudiar química surgió en su juventud. “Me gustó mucho el área de la farmacia y entre mis opciones estaban estudiar Química y Farmacia o Ingeniería Química”, al final se decantó por la licenciatura, afirma.
Sus inicios en investigación datan del 2004, cuando fue invitada a participar en un proyecto. “Ahí iniciamos un trabajo que a la fecha ha dado muchos éxitos, hemos trabajado en diferentes proyectos y el equipo de investigación ha crecido. Actualmente trabajamos en conjunto con el Ministerio de Educación en el Proyecto de Investigación y Desarrollo Integral para el Control de la enfermedad de Chagas”, financiado por la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional, JICA.
De igual forma participa en otro proyecto financiado por el Consejo de Investigaciones Científicas de la UES, sobre contenido químico y calidad del café, producido en la cordillera Apaneca-Ilamatepec, ubicada en la zona occidental del país. También trabaja en el proyecto “Determinación de la actividad antioxidante de frutos no tradicionales de la flora salvadoreña”.
Para la académica es importante el rol de las mujeres en las diferentes áreas y principalmente en el impulso de la investigación. Sin embargo, destaca como uno de los principales obstáculos la sobrecarga de trabajo (formal remunerado y no remunerado en el hogar) que dificultan su incorporación a la investigación. “Nosotras tenemos una carga muy pesada en las actividades diarias hogareñas y hay que hacer un equilibrio para lograr incorporar todas las actividades que conlleva la investigación”, sostiene.
Entre sus logros más importantes, destaca el desarrollo del Laboratorio de Investigación en Productos Naturales de la Facultad de Química, promovido conjuntamente con otros investigadores e investigadoras. Este laboratorio apoya a productores del país a través de capacitaciones.
La investigadora recomienda a las jóvenes luchar por lo que quieren. “En la vida todo requiere esfuerzo y hay que hacer un esfuerzo especial para seguir enfocándose en alcanzar sus metas y cada vez estar renovándonos. La parte de investigación requiere que se tenga mucha paciencia, paciencia con uno mismo, las cosas no salen en el momento, pero hay que seguir insistiendo”, sugiere.
Rebeca Quintanilla
Investigadora del Laboratorio de Toxinas Marinas, LABTOX-UES.
Estudió la Licenciatura en Biología en la Universidad de El Salvador y cuenta con un Máster en Gestión Ambiental de Sistemas Hídricos por la Universidad de Cantabria, España.
“Antes de graduarme (de bachiller) me gustaba el medioambiente, no tenía muy claro lo que es hacer carrera en el mundo de la ciencia, como la biología, pero sí tenía interés por el mundo microscópico, por la genética, tenía curiosidad, pero nunca tuve una orientación clara sobre lo que implica una carrera científica. No tuve el modelo de una mujer en esa carrera, había estado expuesta a la imagen del hombre científico, era un interés particular”, afirma.
En 2011 inició como asistente de investigación en el Laboratorio de Toxinas Marinas de la UES, realizó su servicio social en este mismo lugar y ya graduada en 2016 se incorporó al LABTOX, luego se retiró para cursar su maestría en España y a su regreso nuevamente retoma su labor en el laboratorio.
Actualmente es responsable de la Unidad de Microscopía. “En el Laboratorio me dedico a la investigación en el área de floraciones algales nocivas (conocidas como “marea roja”). Esto incluye el diseño de proyectos e investigaciones, trabajo de campo, análisis de muestras de algas microscópicas, y análisis e interpretación de datos ambientales”, sostiene.
“En cuanto a mi experiencia como investigadora, creo que he sido afortunada en cuanto he tenido una formación que, en términos monetarios, yo he sido becaria y he podido desarrollarme en diferentes áreas, de lo contrario mis padres no hubiesen podido financiar ni mi licenciatura ni mi maestría, entonces las becas han sido fundamentales. Ya como investigadora, como para cualquier mujer ha sido un reto desarrollarme en el área de la ciencia por los estereotipos, por los roles que se tienen hacia la mujer”, afirma.
Quintanilla ha participado en proyectos internacionales de investigación, como parte del equipo del LABTOX-UES, entre éstos los estudios de contaminación por micro plásticos, promovidos por la Red de Investigación Costero Marina, Remarco, en la que participan 16 países de Centroamérica y Latinoamérica.
Su trabajo de investigación se combina con la actividad académica, es responsable de asesorar trabajos de graduación y tutora de estudiantes de la Licenciatura en Biología que desean incursionar en la investigación y convertirse en los futuros científicos (as) en el área de las floraciones algales nocivas.
Entre sus logros menciona haber tenido la oportunidad de elegir libremente la carrera que estudió, haber obtenido la beca de la Fundación Carolina y ser “mentora de otras mujeres científicas, la mayoría de estudiantes que he asesorado son mujeres. Creo que un poco vamos haciendo la labor de difundir el mensaje de que las mujeres necesitamos más participación, visibilizar esa brecha y trabajar por acortarla”, añade.
Blanca Eugenia Torres de Ortiz
Docente-investigadora de la Facultad de Ciencias Agronómicas
Es Ingeniera Agrónoma, graduada de la Universidad de El Salvador y posee estudios de Maestría en Producción Animal Sostenible de la Universidad Nacional de Costa Rica.
Estudió Ciencias Agronómicas motivada por “su interés en la producción animal de especies mayores, por vivir en el campo y poder aportar a la sociedad. He tenido la oportunidad de desempeñarme en el área que me gusta que es la mejora de la calidad de la producción de leche y aprender del conocimiento empírico y llevarlo a la investigación con el fin de buscar alternativas para la mejora de la producción láctea y trasladarlo a los productores”, afirma.
Su línea de investigación está orientada a la mejora de la calidad de la producción láctea por medio de la determinación de parámetros físicos, químicos y microbiológicos. Entre sus investigaciones están: “Determinación de la higiene en el ordeño y su relación con la calidad de la leche cruda en 7 ganaderías de la zona norte de El Salvador”; “Evaluación del proceso de elaboración de queso fresco con dos tipos de leche y su influencia en parámetros productivos y calidad en la Asociación de Productores Agropecuarios de Nueva Concepción, Chalatenango, El Salvador”.
El “Análisis retrospectivo de la calidad físico-química y microbiológica de la leche cruda acopiada por la Cooperativa Ganadera de la Zona Norte de El Salvador de RL de CV” y Evaluación de la adición de diferentes dosis de aceite esencial de Orégano (Origanum vulgare) en la elaboración de queso semi madurado y su efecto en la conservación de sus propiedades organolépticas”, son otras de sus investigaciones.
Aunque profesionalmente ha tenido una experiencia productiva, considera que en esta profesión son pocas las mujeres las que se involucran en el campo de la investigación en la UES y en el país.
Entre las razones menciona que “no hay interés en involucrarse, no hay suficientes recursos económicos para compra de materiales, equipos que permitan mejorar los procesos y nuestra cultura machista impide que se les dé oportunidad a las mujeres para incorporarlas en estos procesos”, añade.
Por lo que recomienda promover una mayor participación de las mujeres en la investigación. “Se debe tener equidad en el involucramiento a estos procesos, mayor participación de las mujeres en espacios de toma de decisiones, compartir información sobre convocatorias para proyectos de investigación, facilitar la incorporación en los proyectos, incentivar la participación por medio de estímulos y ser más solidarias entre nosotras”.