Por Nestor Hernández Secretario de Relaciones Nacionales e Internacionales de la Universidad de El Salvador.
La Universidad de El Salvador se encuentra a breves días de conmemorar su momento fundacional por la Asamblea Constituyente el 16 de febrero de 1841. Esta fecha es altamente relevante, desde la perspectiva internacional y una visión regional, también implica recordar que dicha Asamblea fue la que sentó las bases para la creación del Estado de El Salvador como república independiente el 18 de febrero de 1841, separándose de la otrora República Federal de Centroamérica.
La UES, como es conocida esta Universidad, ha transitado por cada etapa de la historia nacional, siendo el nicho en el cual germinaron personajes que lideraron grandes transformaciones sociales y políticas. Desde finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, la lucha de las clases campesinas e indígenas fue acompañada por estudiantes universitarios. La población universitaria también fue protagónica para el derrocamiento del dictador Maximiliano Hernández Martínez en 1944 y durante la lucha insurgente de las décadas de 1970 y 1980. Además, en cada etapa de la historia, la vinculación internacional siempre ha sido clave para su desarrollo.
Particularmente, desde inicios de 1970 tuvo inicio un proceso sistemático de persecución contra la Universidad de El Salvador, concretamente contra sus estudiantes, docentes, trabajadores y autoridades. Las intervenciones militares en el Alma Máter de 1972, 1980, 1989, además del establecimiento de autoridades y organismos de gobierno universitario títeres de las dictaduras militares entre 1973 y 1978, fueron hitos graves que vulneraron el desarrollo científico a nivel nacional.
En ese contexto de persecución, la UES obtuvo un firme apoyo por parte de actores relevantes como representantes del Cuerpo Diplomático y Consular, organismos internacionales, así como universidades e instituciones académicas a nivel global. Puede destacarse la presencia y seguimiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -CIDH- tras los cruentos hechos ocurridos el 30 de julio de 1975, en los cuales los cuerpos militares y policiales masacraron a representantes del Alma Máter, tanto estudiantes, docentes y trabajadores, por manifestarse en contra de la arbitraria ocupación militar del recinto universitario de Santa Ana el 26 de julio del mismo año.
Los 70’s y 80’s constituyeron décadas de ahorcamiento presupuestario que incluso conllevaron la vulneración del derecho al salario para trabajadores y docentes, además de impedir el fortalecimiento de la infraestructura física de la Universidad. En ese contexto, la cooperación internacional aportó significativamente para el sostenimiento del campus desde finales de la década de 1980 y tras la finalización del conflicto armado con la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec en 1992, la reconstrucción de la infraestructura que había sido dañada y destruida a raíz de la guerra, fue financiada en gran medida por la cooperación internacional. Eso permitió que durante las décadas de 1990 y 2000 se pudiese obtener significativos aportes que impulsaron la investigación científica y la academia, creando así Centros de Investigación, Laboratorios y además nuevos edificios para el servicio de las actividades académicas.
Durante los últimos años, los diversos proyectos de cooperación internacional con contrapartes europeas, asiáticas y latinoamericanas han permitido continuar desarrollando las capacidades científicas de la UES, e incluso en los últimos años también han permitido la creación de nuevos programas de formación académica al máximo nivel educativo, siendo el Alma Máter la única institución con trece programas de doctorado activos y con proyecciones de crear aún más programas. Esto implica un esfuerzo significativo para sostener las fuertes relaciones con universidades de alto nivel de especialización, de manera que la oferta educativa de la UES sea competitiva a nivel regional y cuyos profesionales tengan la capacidad de ofrecer los mejores resultados para el país.
Adicionalmente, existen proyectos de fortalecimiento técnico y académico a nivel de pre-grado y en los cuales nuestros socios extranjeros invierten en la UES, permitiéndonos desarrollar capacidades con iniciativas con Enfermería, Geología, Agroindustria, Ciencias Jurídicas, áreas de Ingeniería, Biología Marina, entre otras. Por otra parte, en el actual mundo globalizado también es importante abrir las posibilidades hacia la formación en nuevas culturas, por esta razón el acercamiento y fortalecimiento de las relaciones con la República Popular China ha sido relevante, en cuanto a la creación y desarrollo del Instituto Confucio de la UES.
De cara a los 183 años de fundación de la Universidad de El Salvador y en vista de la difícil situación presupuestaria que la institución experimenta debido al déficit en el financiamiento por parte del Estado, es el momento oportuno para hacer un llamado a la cooperación internacional, cuyos representantes han acompañado la lucha de la UES a través de las décadas y que reconocen la importancia de esta Alma Máter para el desarrollo del país, pues la ciencia, las artes y la academia son ejes fundamentales que en esta Universidad se desarrollan constantemente y que, a pesar de la precaria y crónica situación financiera, ha sabido sostener a través del tiempo.
Nuestras contrapartes internacionales saben que esta institución es la única oportunidad de formación a nivel nacional para gran parte de la juventud salvadoreña, principalmente quienes experimentan, junto a sus familias, los embates del empobrecimiento que en el contexto de economía global post-pandemia el país padece. En ese sentido, la UES está emprendiendo renovados acercamientos con nuestros socios estratégicos a nivel nacional e internacional, de forma que los servicios y necesidades de nuestra población estudiantil puedan ser satisfechos y sigamos garantizando la formación de la más alta calidad para las nuevas generaciones del pueblo salvadoreño, quienes prontamente serán quienes liderarán nuestro país.